Seguramente, cuando estés leyendo este artículo, sepas más información sobre las enfermedades respiratorias que en cualquier otro momento de tu vida. Todo gracias a la pandemia de COVID-19. La campaña global de información que las organizaciones internacionales y nacionales realizaron para poder dar datos relevantes sobre el contagio y la infección pandémica, cubrió la gran mayoría de interrogantes que necesitábamos saber sobre este tema.
Pero, aunque ya sabemos todo lo que debíamos saber sobre los riesgos de contagio, tenemos que ajustar nuestro enfoque hacia un tema que, para nosotros, resulta mucho más interesante: ¿cómo se producen las enfermedades respiratorias? ¿Cuál es el origen y por qué son tan comunes?
Un agente infeccioso es, por definición, un organismo que es capaz de producir una infección o una enfermedad infecciosa. Puede ser de cualquier clase: virus, bacteria, hongo, protozoos o helminto. Cada uno tiene sus propias características y sus propios medios de reproducirse en los entes portadores; o sea, en el caso del ser humano, nuestro cuerpo.
Pero, ¿de dónde vinieron?
En el caso de los virus, se cree que provienen de fragmentos rotos de material genético dentro de las células primitivas (cuando apenas se estaba gestando la vida en nuestro planeta). Esas pequeñas piezas de alguna forma pudieron escapar del organismo original y, debido a que no estaban completas, buscaron infectar a otras células y, gracias al éxito que esto representó en la reproducción y supervivencia, el virus evolucionó para volverse muy bueno en esto.
Todo parece apuntar a que los hongos, junto con las plantas, nacieron en el océano hace más de 460 millones de años. Su origen está directamente ceñido a las primeras manifestaciones de organismos multicelulares que existieron en la Tierra.
En el caso de las bacterias y los protozoos, resultan especies increíblemente antiguas y complejas de rastrear. Para las bacterias, se cree que se remontan a más de 3.500 millones de años y los protozoos a 1.630 millones de años y su origen evolutivo coincide con el de la primera célula eucariota; la primera en tener un núcleo definido.
Por último los helmintos, el nombre que se le da a los gusanos que tienen general naturaleza parasitaria, son una evolución de los protozoos, pero su origen exacto todavía es un misterio.
Sí, así es. Las enfermedades respiratorias también tienen su origen en reacciones alérgicas las cuales son, tal y como puedes suponer, una resistencia del sistema inmunitario hacia un agente extraño que ingresa al organismo. En específico, la reacción alérgica al polen, a los ácaros, a las esporas de moho, a la caspa de animales, a ciertos alimentos y medicinas, resultan en enfermedades respiratorias como la rinitis alérgica, el asma alérgica o la alveolitis alérgica.
No todas las enfermedades respiratorias nacen de agentes infecciosos o alergias y aquí es cuando entra en juego los contaminantes del aire. La polución en el aire es una de las amenazas más latentes de nuestros días: todavía hoy estamos averiguando sus repercusiones reales en el organismo. Hay incluso investigaciones que se están adelantando en China, que asocian la polución con el aumento en las enfermedades mentales, sin hablar de las evidencias que apuntan a que casi el 50% de los casos de cáncer de pulmón, están asociadas o relacionadas de alguna forma con la contaminación.
Con la pandemia del COVID-19, toda la información se enfocó hacia la prevención. Ese es el verbo rector y la acción más importante: prevenir la enfermedad. Si conocemos bien cómo actúan los agentes infecciosos, conocemos de antemano cuáles oportunidades tienen para provocarnos enfermedades y, con esa información, la tenemos mucho más fácil a la hora de actuar para evitar riesgos. Esto es igual con las reacciones alérgicas, en donde no sólo puedes estar preparado, con botiquines de emergencia para prevenir cualquier escalamiento, sino que te facilita la tarea el evitar la exposición a los alergenos. Ahora, frente a la contaminación: en las zonas más afectadas, siempre es bueno prevenir con purificadores de aire en casa y, si tienes vehículo, mantener el filtro del aire acondicionado en buen estado.